martes, 6 de septiembre de 2011

6 de abril de 1781. Cuzco: De polvo y pena son los caminos del Perú

Atravesados de balazos, los unos sentados y los otros tendidos, aún se defendían y nos ofendían tirándonos muchas piedras… Laderas de las sierras, campos de cadáveres: entre los muertos y las lanzas y las banderas rotas, los vencedores recogen una que otra carabina.
Túpac Amaru no entra en la ciudad sagrada a paso vencedor, delante de sus tropas tumultosas. Entra en el Cuzco a lomo de mula, cargado de cadenas que se arrastran sobre el empedrado. Entre dos filas de soldados, marcha a la prisión. Repican, frenéticas, las campanas de las iglesias.
Túpac Amaru había escapado nadando a través del río Combapata y lo sorprendió la emboscada en el pueblo de Langui. Lo vendió uno de sus capitanes, Francisco Santa Cruz, que era también su compadre.
El traidor no busca una soga para ahorcarse. Cobra dos mil pesos y recibe un título de nobleza.
Memoria del Fuego, las caras y las máscaras

viernes, 26 de agosto de 2011

Imperio Inca: orígenes, política, sociedad y cultura

más videítos para usar en el aula....

Algunos videos sobre los Incas....para los estudiantes

LOS INCAS. UN EJEMPLO DE ORGANIZACIÓN


"El Cuzco era montaña sagrada, pero más aún, el cráneo de piedra cuyo cerebro pensante era el Inca, depositario del mandato divino por eso la capital, por su carácter centralizador, se identificó
con el Inca".


 
A los efectos del gobierno por debajo del Inca y del AUQUI o príncipe heredero estaba el Consejo Imperial o TAHUANTINSUYO CAMACHIC, integrado por 4 representantes de los suyos o consejeros más otros 12 representantes de carácter secundario y con sede en el Cuzco.
El APUNCHIC era el virrey de una gran provincia, tambien denominado en algunas crónicas como gobernador, supeditados solo al Inca y su Consejo. Viajaban en litera a Cuzco para la festividad del Inti Raymi.
El TUCUY RICOC era el supervisor imperial, el que "todo lo ve" que visitaba periódicamente los lugares de su responsabilidad como veedor o visitador.
El CURACA o jefe de ayllu, era el hombre de enlace entre el Tucuy Ricoc y el hombre de pueblo pués recibía el tributo de éste para entregárselo a aquel.

jueves, 25 de agosto de 2011

El Inca: atuendo, insignias reales, séquito.

Cuentan los cronistas que el Inca solía ser de mediana estatura, algo moreno, usaba el cabello muy corto y tenía las orejas deformadas por gruesos pendientes. Usaba una camiseta de cumbí (17), hilada por las ñustas y labrada sobre la cual usaba una manta llamada yacolla (13).
Ambas prendas eran hechas de lana blanca de vicuña, aunque en otras ocasiones su atuendo era negro y reluciente por estar hecho de pelos de murcièlagos. Calzaban ojotas, adornadas con cabezas de animales hechas en oro, plumería o piedras preciosas (15).
Como insignias reales usaba: el llauto, las plumas del ave coraquenque, la mascaipacha, el topayauri y el champi.
El llauto era una gruesa cinta de lana multicolor que daba varias vueltas a la cabeza y servía para sujetarle los cabellos (5).
Las plumas eran 2 y se insertaban en el llauto proyectándose hacia arriba (1) (16).
La mascaipacha o borla encarnada era una flecadura de lana roja que, estando adherida al llauto le caía al Inca sobre la frente (7).
El Topayauri era un cetro de oro y el champi era un arma de guerra que constaba de un asta terminada en un hacha o porra también de oron (9) (4).
Las ropas que sólo admitían una postura y las insignias estaban a cargo de un mayordomo o guardarropa con autoridad sobre 25 pajes de 12 a 15 años de edad -hijos de curacas y señores principales- cuya única función era tener listos los ropajes que debía vestir el Inca.

Cuando el Inca salía de su palacio lo hacía en unas andas de oro macizo
con varales también de oro que sostenían un dosel para defenderlo
del sol, orlado con plumas de aves como guacamayos y papagayos.
Portaban la litera imperial por privilegio especial los indios lucanas, llamados los "pies del inca" que avanzaban por los caminos sin ocasionar el menor vaivén al palanquín.
Precedía a la litera el Ulancha o pendón real (10) hecho de algodón o lana y colocado en un asta en el que estaban las armas y divisas de cada monarca. Junto al pendón real marchaba el Sunturpaucar, insignia hecha de plumas de colores. Detrás de la litera un paje portaba el arco al Inca y otro las flechas. Luego seguía toda la fastuosa comitiva de la que participaban tambien: barredores de caminos, sahumadores que aromatizaban el ambiente, músicos y bailarines.
Durante su recorrido, si quería premiar a una provincia, descorría las cortinas cuando la cruzaba, mostrándose a la multitud. Si por el contrario quería castigarla, no se dejaba ver. La gente se ponía en cuclillas y recitaba plegarias, se arrancaba cejas y pestañas y las soplaban hacia el hijo del sol.


miércoles, 24 de agosto de 2011

El clima de Machu Picchu favorece la proliferación de líquenes

"Sabemos que los líquenes (una "Sabemos que los líquenes (una asociación de hongos y algas) y los microorganismos producen un daño en la piedra, pero todavía no tenemos clara cuál es la estrategia mejor a seguir (para combatirlos)", señaló Asunción de los Ríos, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España El clima húmedo y tropical en la ciudadela arqueológica de Machu Picchu, al sureste de Perú, favorece la colonización de líquenes que deterioran las piedras de ese complejo incaico, dijo a Efe una de las investigadoras que busca una solución para ese problema.
"Sabemos que los líquenes (una asociación de hongos y algas) y los microorganismos producen un daño en la piedra, pero todavía no tenemos clara cuál es la estrategia mejor a seguir (para combatirlos)", señaló Asunción de los Ríos, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.
"Hay distintos microorganismos presentes en la piedra, como pueden ser algas u hongos de vida libre, o pueden ser bacterias, y luego encontramos una gran diversidad de líquenes", explicó en entrevista telefónica desde Madrid. De los Ríos encabeza un grupo de trabajo del CSIC que tomó muestras de los líquenes en Machu Picchu en octubre del año pasado y analiza en sus laboratorios en España los efectos sobre las piedras y el mejor tratamiento para preservarlas.
"Al estar Machu Picchu en un clima tropical la colonización va a ser otra vez rápida, por eso todavía no tenemos claro cuál va a ser la mejor estrategia y si, a lo mejor, no siempre será bueno, en todos los lugares, eliminarlo", manifestó.
Cuando el equipo del CSIC concluya su investigación aproximadamente en dos meses se deberá hacer una prueba de la estrategia elegida en un reducido espacio, a pequeña escala, para comprobar su eficacia, indicó.
El pasado lunes, el responsable de la Dirección Regional de Cultura (DRC) del Cuzco, David Ugarte, pidió ayuda a universidades y organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), para luchar contra los líquenes en ese complejo. Por su parte, el jefe del parque arqueológico de Machu Picchu, Fernando Astete, explicó que cada día trabajan 58 conservadores en la ciudadela para evitar la propagación de los líquenes, pero que este trabajo es insuficiente.

    El imperio Inca y su organización social

    En la organización social de los Incas se distinguen: LA REALEZA, LA NOBLEZA Y EL PUEBLO.
    
     
    La REALEZA agrupó al Inca, a la Coya y a los hijos del soberano quechua o Pihuichuri.



    La NOBLEZA se subdividía en NOBLEZA DE SANGRE Y NOBLEZA DE PRIVILEGIO.
    Conformó una aristocracia útil al Estado por pesar sobre ella gran parte de la responsabilidad del gobierno, del sacerdocio, de la milicia y de la educación.
    Los nobles de sangre (orejones) eran los descendientes del Inca, educados en la Casa del Saber y gozaban de importantes privilegios  y derechos vitalicios. El mayor premio era para ellos ser invitados a comer con el soberano.
    Los nobles de privilegio se clasificaban en advenedizos y recompensados. Los advenedizos eran los reyes o curacas que se habían sometido al Imperio, rindiéndose oportunamente o consiguiendo el perdón del Inca.
    Los recompensados eran hatun runas que por algún servicio especial al estado habían merecido ennoblecerse.

    El PUEBLO, población plebeya y numerosa se vio dividido en : hatun runa; mitimaes y yanaconas.
    El hatun runa era el hombre de pueblo.
    Los mitimaes fueron grupos de hatun runas que con sus familias, ganado, armas, herramientas y semillas, eran trasladados a una provincia recién conquistada por el Inca, constituyendo verdaderas poblaciones de colonos que debían sembrar la paz y el orden.
    Los yanaconas eran criados hereditarios, desarraigados de su ayllu y que sólo reconocían la autoridad del Inca que les daba casa, comida, vestido, trabajo y hasta nuevo amo.











    

    lunes, 22 de agosto de 2011

    Los orígenes legendarios del Imperio y de la palabra Cuzco


    La palabra Cuzco tiene varias acepciones: "amontonamiento de rocas", "triste y fértil"  u "ombligo" . Respecto a su fundación que marca el nacimiento del Tahuantinsuyo o Imperio de los Incas dos son las leyendas que nos dan cuenta de ello, ambas hermosas y llenas de significado histórico: la leyenda de los hermanos Ayar y la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo.                                                 

    Tradiciones del Lago Titicaca narran que después del Gran Diluvio apareció el dios Huiracocha en Tiahuanaco y que éste, viendo la tierra desierta, creó a los hombres y les dio 4 jefes, distribuyéndoles el mundo. Los hermanos Ayar eran 4 varones y 4 mujeres que además eran sus esposas.
    Despues de un arduo recorrido en el que algunos de los hermanos murieron, Manco con las 4 mujeres bajó al centro del Valle y fundó allí el Cuzco.
    
    
    
    La leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo ha llegado hasta nosotros gracias al Inca Garcilazo.Cuenta que en tiempos muy antiguos, llenos de barbaria y miseria, el Sol creó esta pareja que además de hermanos eran esposos, los puso en el Lago Titicaca y les dio un cetro o bastón de oro para ir por el mundo a civilizar a la gente. Les encargó también que fueran hincando la vara en todos los lugares que conociesen y que, en el terreno donde ésta desapareciera, fundaran un reino.
    El recorrido fue largo hasta llegar al cerro de Huanacaurí donde, ante la sorpresa de ambos, el cetro fue tragado por la tierra. Entonces Manco, el héroe civilizador, fundó la ciudad de Cuzco. Dice Cieza de León:
    "en nombre de Viracocha y del Sol y de los otros sus dioses hizo la fundación de la nueva ciudad, el original y principio de la cual fue una pequeña casa de piedra cubierta de paja...a la cual pusieron por nombre Curicancha".


    MANCO CAPAC Y MAMA OCLLO

    Un recorrido virtual por el santuario de Machu Picchu

    http://panoramas.pe/machupicchu100.html

    LA CAPAC CUNA- Incas legendarios, protohistóricos e históricos

    La CAPAC CUNA es la lista de los reyes Incas. Incluye 13 monarcas y los presenta divididos en dos Dinastías: los cinco primeros pertenecieron a la DINASTÍA  DE HURÍN CUSCO y moraron en el Inticancha o primer templo del Sol, asentado en la parte baja de la ciudad. Los ocho restantes formaron la DINASTÍA DE HANAN CUSCO: residían en la parte alta de la ciudad donde cada uno levantó su morada particular.

     Los Incas Legendarios son:  MANCO CÁPAC Y SINCHI ROCA
    MANCO CAPAC
    SINCHI ROCA

    Los Incas Protohistóricos son : LLOQUE YUPANQUI
                                           MAYTA CÁPAC
                                                 CÁPAC YUPANQUI
                                     INCA ROCA
                                                YAHUAR HUÁCAC
                                        HUIRACOCHA


    HUIRACOCHA Y PACHACÚTEC
    Los Incas Históricos son: PACHACÚTEC
                                                  TÚPAC YUPANQUI
                                               HUAYNA CAPAC
                                  HUÁSCAR
                                       ATAHUALPA
    
    HUAYNA CAPAC

    
    TUPAC YUPANQUI

    Todos estos soberanos quechuas llenaron 3 períodos de la historia incaica: PERIODO CURACAL O DE LOS COMIENZOS ; PERIODO MONÁRQUICO O DE LA CONFEDERACIÓN CUZQUEÑA Y PERIODO IMPERIAL (de la expansión y el apogeo)

    viernes, 8 de julio de 2011

    MACHU PICCHU : IMPONENTE CELEBRACION POR LOS CIEN AÑOS DEL DESCUBRIMIENTO

    El gran día de Machu Picchu

    Perú festejó ayer el aniversario del hallazgo de la ciudadela sagrada de los incas con una impactante fiesta de luces y sonido: por primera vez, el lugar fue iluminado, hubo festivales, baile y ceremonias indígenas. Participaron Los Jaivas.
    Las celebraciones por el siglo de El centenario del hallazgo de las ruinas y los misterios del santuario inca de Machu Picchu, en medio de la espesura de la selva, fue celebrado ayer en el Perú con una fiesta que incluyó su iluminación total por primera vez en su historia. A pesar de los dos grados bajo cero de temperatura, los pobladores y viajeros participaron de diversos festivales y conciertos. La majestuosidad de la ciudadela incaica y su mística serán la esencia de los festejos que continuarán en los próximos días con concursos de danza, desfiles y exposiciones fotográficas, entre otros eventos. El santuario de piedra construido a mediados del siglo XV encierra misterios aún indescifrables para los arqueólogos, a pesar de haber transcurrido ya cien años desde su descubrimiento para el mundo.

    PERU. EL ANIVERSARIO DE MACHU PICCHU


    Cien años y otros cientos atrás

    Cusco y Perú festejan a lo grande el centenario del “descubrimiento” de Machu Picchu, cuando las investigaciones de Hiram Bingham pusieron a la ciudadela inca en el mapa visible del mundo. Desde entonces, las impactantes ruinas de piedra, en el corazón de un paisaje más impactante todavía, se convirtieron en un icono mundial.
    Un solitario mundo de piedra y, al fondo, la inconfundible silueta del Huayna Picchu sostenida en el horizonte. Algunas nubes que suelen levantarse desde las primeras horas de la mañana y, por sobre todo, un cielo que puede ser de un casi transparente azul. Es la imagen más universal de Perú, la de la orgullosa ciudadela incaica que exhibe sus misterios desde lo más hondo de los Andes: la misma que dará la vuelta al mundo este año en ocasión de los festejos por su “descubrimiento”, allá en 1911, cuando el arqueólogo norteamericano Hiram Bingham se internó en esta parte de la cordillera y sacó a la luz el secreto mejor guardado de sus pobladores. Machu Picchu, la Montaña Vieja. La ciudadela de los herederos de Pachacútec.
    El impresionante emplazamiento de las ruinas incaicas, casi a pico en la montaña.
    EL CENTRO MAGNETICO DEL MUNDO Cuenta el escritor cusqueño Luis Nieto Degregori en Grito de piedra, un libro publicado en ocasión del centenario de la ciudadela, que “algunos de mis paisanos reaccionaron de inmediato al descubrimiento de Machu Picchu en julio de 1911. La noticia sobre el hallazgo de Hiram Bingham, dicho sea de paso, fue al comienzo apenas un rumor, corroborado hacia el mes de octubre por cartas que escribió desde Lima Albert Giesecke, el joven científico norteamericano a quien el presidente Leguía le había confiado el rectorado de la Universidad Nacional del Cusco y que se encontraba en la capital por razones de salud. Testimonio de esto lo da el primer intelectual que visitó Machu Picchu, el historiador José Gabriel Cosío. El añade, además, que detalles más precisos sobre la expedición de la Universidad de Yale los encontró en los periódicos de Lima, después de que Bingham anunciara su descubrimiento, con bombos y platillos en la Sociedad Geográfica Nacional de los Estados Unidos (la ahora mundialmente famosa National Geographic)”.
    Claro que un siglo después Marian Bingham –la nieta del arqueólogo– se hace eco de una viaje de reivindicación de los pobladores e historiadores y asegura a la prensa peruana que su abuelo no “descubrió” propiamente Machu Picchu: “El se lo enseñó al mundo. No lo descubrió, porque Machu Picchu ya estaba ahí y la gente lo sabía. El se enteró de eso y dio un paso más allá: traer la atención del mundo sobre la ciudadela inca”.
    Una atención que desde entonces no dejó de crecer: entre 1920 y 1940 empezaron las primeras llegadas turísticas, gracias a la construcción del ferrocarril entre Cusco y Santa Teresa, pero pasarían varias décadas más hasta que finalmente en los años ’70 Machu Picchu se volvió “un destino anhelado para millones de personas a lo largo y ancho del planeta”. Estaban los esfuerzos para impulsar las inversiones turísticas –agrega Luis Nieto– pero también “el anuncio, en plena efervescencia del hipismo y de las creencias en la Nueva Era, de que el centro magnético de la Tierra se estaba trasladando del Tíbet a Machu Picchu”. Esa energía que mana de la montaña y de la ciudadela firmemente arraigada sobre sus laderas es casi tangible, y sigue siendo un imán impresionante para los visitantes que, en plan místico o profano, quedan igualmente cautivados por la magia del lugar y el entorno.
    Las piedras, cuidadosamente talladas, forman ventanas trapezoidales.
    LLEGANDO A LA CIUDADELA Machu Picchu, o “montaña vieja”, es inseparable del Huayna Picchu, la “montaña joven” que le sirve de fondo. En las primeras horas de la montaña, cuando se levanta una bruma vaporosa, o en las últimas horas de la tarde, cuando Inti se oculta detrás de los Andes, son la imagen más rápidamente reconocible de ese mundo inca que floreció alrededor del siglo XV.
    ¿Fue este lugar un santuario levantado con fines religiosos? ¿Fue una ciudadela fortificada con objetivos militares? ¿Fue acaso un centro de cultivo de coca destinada a los sacerdotes, o un refugio seguro para las intocables Vírgenes del Sol? Las preguntas siguen siendo más que las respuestas: lo que sí está comprobado –arqueología mediante– es que el sitio estuvo ocupado desde hace unos dos milenios, y que su abandono antes de la conquista española fue, junto con su extraordinaria ubicación, lo que permitió preservarlo de los ojos indiscretos.
    Llegar hoy a Machu Picchu requiere cierto tiempo y también respeto a las condiciones de la naturaleza. El aislamiento al que quedó sometida el año pasado por una serie de fuertes lluvias está ahí para recordarlo: de algún modo, los antiguos dioses aún custodian su territorio. La regla de todo buen viajero es llegar temprano: el sitio abre desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde, y muchos quieren estar desde las primeras luces del día para reiterar la vieja ceremonia inca de homenaje al sol. Para eso habrá que pasar la noche en Machu Picchu Pueblo (Aguas Calientes), arribando en tren desde Cusco (la única manera diferente es en helicóptero). Hay varios servicios de ferrocarril, que van desde el tren local hasta el de lujo, con diversas paradas: Poroy, Ollantaytambo, Qorihuayrachina (donde comienza el Camino del Inca) y Aguas Calientes, desde donde salen los buses que recorren la serpenteante carretera Hiram Bingham hasta la puerta misma de la ciudadela. Otra opción, aunque para pocos, es pernoctar en el hotel que tiene vista misma sobre las ruinas, una de las “flores en el ojal” de la cadena Orient Express. Por supuesto, la visita a Machu Picchu no viene sola, sino que hay que sumarle algunos días para recorrer los pueblitos de la región, donde se preserva la más arcaica cultura andina, sin olvidar la extraordinaria riqueza mestiza de Cusco, el antiguo centro del Tahuantinsuyo y “ombligo del mundo”.
    Una vista aérea de la ciudadela de Machu Picchu.
    VISITANDO MACHU PICCHU Hoy como ayer, los distintos sectores de la ciudadela se recorre siguiendo el itinerario y los nombres que les puso Bingham hace un siglo. ¿Cuánto de preciso pueden tener? Tal vez no demasiado, pero en este caso la tradición manda. Así, paso a paso el visitante irá recorriendo desde la Casa de los Cuidadores de las Terrazas hasta los nichos sagrados del Templo del Sol, donde se cree que los incas se dedicaron a la observación y el desciframiento de los misterios del cielo. Enfrente se encuentran el Sector Real y una zona que se cree puede haber sido un cementerio. Aquí se destacan el Templo de las Tres Ventanas, donde asombran precisamente las ventanas talladas en piedra en perfecta forma de trapecio, y el Templo Principal, que algunos historiadores consideran estaba destinado a los preparativos rituales de los sacerdotes antes de las ceremonias.
    La sorpresa se manifiesta en todos los idiomas: basta quedarse un rato para ver pasar el mundo frente a los ojos, mientras visitantes de todas partes del globo comprueban in situ lo que parecía imposible: lo avanzado y refinado de esta cultura de los Andes, oculta durante siglos a las curiosidades de los demás pueblos. No es una de sus manifestaciones menores el Intihuatana, o reloj solar, una piedra que al parecer se utilizaba para medir los ciclos de las estaciones y el paso del tiempo.
    En verdad al visitante no le resultará fácil distinguir un sector de otro sin ayuda de los guías, pero a grandes rasgos se encontrará a medida que avance por la ciudadela con la llamada “zona agrícola” –las regulares y fértiles terrazas de cultivo– y la “zona urbana”, dividida de la anterior por un muro de unos 400 metros de largo. Esta a su vez se divide en un sector alto y otro bajo, siguiendo la organización social andina, alrededor de una plaza alargada construida en terrazas que se acomodan según los desniveles de la montaña. Es aquí donde aparecen el Templo del Sol, la Residencia Real, la Plaza Sagrada, el Grupo de las Tres Portadas, el Grupo de los Tres Morteros, el Grupo del Cóndor... Finalmente, la “zona de las canteras” es un sector algo más rústico donde posiblemente vivían los guardianes de Machu Picchu, y donde se han encontrado numerosas herramientas que probablemente sirvieron en la construcción del conjunto.
    Cuando haya llegado la hora de emprender el regreso hacia Aguas Calientes, la visión que se tenía de los incas y sus increíbles paisajes probablemente haya cambiado para siempre. Lo que no cambiará es la ciudadela misma, siempre aferrada a su montaña de piedra y expuesta, con convicción de eternidad, a los elementos que la aíslan y la fortalecen para las generaciones que seguirán admirándolas cientos de años después de Hiram Bingham
     
    Por el Camino del Inca, el itinerario puede llevar tres días de marcha hasta Machu Picchu.
    Imagen: Alejandro Balaguer/Promperú